“En cada hijo hay un padre”. Ésta es una verdad tan poderosa. Como padres llenos del Espíritu Santo, tenemos el honor y el privilegio de levantar fuertes robles en la casa del Señor. Pide cada día a Dios sabiduría, gracia y paciencia, para que puedas criar a tus hijos en los caminos y amonestación del Señor. El principio de paternidad también se extiende a todo cristiano, sea o no padre o madre natural, e incluso si no tiene hijos naturales. Todos estamos llamados a discipular a aquellos que Dios pone a nuestro cuidado. Todos debemos esforzarnos por ser “padres y madres” en la casa del Señor. Nuestros hijos naturales y espirituales son todos bombardeados con filosofías y enseñanzas malvadas todos los días, y son tentados y atacados como lo somos nosotros. Nos corresponde a nosotros cubrirlos con el amor de Dios y educarlos con amor en el camino que deben seguir. Mírate hoy como alguien con quien nuestro Padre Celestial quiere trabajar en este mundo confuso. ¡Tus hijos e hijas te esperan!
Efesios 6:4 “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”
